Las cooperativas se basan en los valores éticos de autoayuda, autorresponsabilidad, democracia, igualdad, equidad, solidaridad, de honestidad, actitud receptiva, de responsabilidad social y respeto hacia los demás. Estos son los valores que informan y sustentan los principios que han de regir el quehacer moral de toda cooperativa.
Los principios cooperativos son una serie de lineamientos generales, por los que se rigen las cooperativas y constituyen la base filosófica del movimiento cooperativo, derivados de las normas que se pusieron a sí mismos los llamados Pioneros de Rochdale. Estos principios han tenido pequeñas variaciones a lo largo de la historia y los principios que actualmente rigen la vida de las cooperativas fueron aprobados por la Alianza Cooperativa Internacional en 1995.
Si comparamos los principios que rigen al cooperativismo, con los valores y principios que vemos desarrollarse en el ámbito de la nueva ruralidad, comprobaremos que sus semejanzas son muchas. La nueva ruralidad, y porque no decirlo, la ruralidad que históricamente se ha sustentado en el mundo rural, es imposible acometerla, sin tener en cuenta los valores básicos de la solidaridad, valores comunitarios y una convivencia basada en el respeto y la creencia de igualdad entre sus miembros. Acaso no son estos valores que sustentan los principios cooperativos.
El mundo rural busca el bienestar social de la comunidad rural, entendido como aquellos factores que intervienen en la calidad de vida de las personas y les generan las oportunidades necesarias para vivir con dignidad, tranquilidad y satisfacción personal. Estos valores encajan perfectamente en el principio cooperativo de Autonomía e Independencia.
La nueva ruralidad tiene una visión holística, de desarrollarse en el territorio con todos los colectivos de población (infancia, juventud, hombres, mujeres, personas mayores, personas inmigrantes, minorías étnicas, …), para responder a sus necesidades sociales, abarcando así todos los ámbitos de la persona (social, económico, medioambiental, cultural, formativo…). La ruralidad busca la conservación y desarrollo de la identidad, los valores, la cultura y su entorno, reivindicando un medio rural dinámico, con calidad de vida y futuro. Estos valores son los mismos que dan contenido al principio de Interés por la Comunidad.
Una característica determinante de la nueva ruralidad es la búsqueda de un equilibrio a nivel ambiental, cultural, económico y social, que satisfaga las necesidades de la población y su entorno, sin poner en riesgo la satisfacción de las mismas, a las generaciones futuras, es decir, la búsqueda del perfecto equilibrio ecológico, que es el mismo valor cooperativo de responsabilidad social y respeto hacia los demás.
Es imposible entender la nueva ruralidad sin hacer protagonista a la persona en la sociedad en la que vive, respetando sus decisiones y dándole las herramientas necesarias para ello, que encaja perfectamente con el principio cooperativo de gestión democrática por parte de los asociados.
El valor cooperativo de plena igualdad entre sus socios, encaja perfectamente con la visión equitativa de la nueva ruralidad, frente a toda forma de discriminación de las personas, respetando su ideología, creencias y decisiones, estableciendo las medidas de acción positiva necesarias, con la inclusión de la perspectiva de género, tanto en las actividades como en la organización de los nuevos proyectos de ruralidad.
El marco de relación y desarrollo del la ruralidad y la forma organizativa cooperativa, es un falso binomio, ya que no pueden separarse estas dos realidades, porque aunque la opción inicial de cualquier proyecto de ruralidad se plasme de forma individual, para su consolidación, en algún momento, deberá de compartir cooperativamente alguno de sus ámbitos.
Xesco Guillem.
D.E.A. en Sociología y Máster en Filosofías Contemporáneas.